En los últimos años hemos ido asimilando la tecnología informática en nuestras vidas hasta hacerla más natural que nunca. De la vieja promesa de llevar un PC a cada casa a la realidad de llevar un ordenador en nuestros bolsillos. Estamos en 2017 y el desarrollo tecnológico no se ha parado, continúa y más fuerte que nunca. La ciencia ficción ya había predicho un montón de innovaciones que nunca terminaban de llegar y que ya casi las teníamos descartadas, como el coche autónomo, pero a día de hoy ya no parece una locura como hace unos pocos años.
Llevamos años viviendo lo que es una autentica revolución industrial, posiblemente la última revolución industrial, que llevará varios años y consistirá en la automatización casi completa de la fase de producción de todo lo que usamos. Sin embargo no se limita únicamente al sector industrial todo lo que puede ofrecernos. Tiene grandes efectos en toda la economía y en el comportamiento social de las personas. La tecnología ha cambiado la forma en la que interactuamos como individuos en la sociedad y está planteando dilemas muchas veces interesados pero otras auténticos problemas que podrían devenir.
Un ejemplo es la privacidad, parece que hemos asumido ya la perdida de la privacidad ya sea por no pagar el software que usamos o porque no estamos dispuestos a asumir una supuesta inseguridad ciudadana. Si esto continua por aquí los peligros son grandes y eclipsarán a los beneficios que nos proporcionan tarde o temprano. La informática tiende hacia la estandarización y muchas veces acabamos viendo monopolios en ciertos sectores. Uno de los aspectos que creo que son preocupantes es que empresas como Google monopolicen el acceso a la información, haciéndose tan buenas en su trabajo que jamás vuelvan a tener un competidor digno en estos campos. El peligro de que Google se convierta en el gran hermano de Orwell creo que es muy grande, puesto que controla el acceso a la información y siempre está a la última en desarrollos de Big Data e Inteligencia Artificial.
Necesitaremos legislar para evitar que sucedan todas estas cosas, pero más importante aun creo que es estar concienciados de su importancia y exigir que se apliquen dichas normas. Los peligros de un mal uso de la tecnología no solo vienen de su uso armamentístico como en el pasado, sino asimilamos correctamente la tecnología en nuestras vidas puede por intereses privados causar graves daños en nuestra sociedad. Todo cambio tecnológico debe de ir acompañado de un cambio social y tecnología y sociedad deben de avanzar juntas buscando hacer nuestras vidas más sencillas y simplificar nuestro trabajo. ¿Que nos depara la tecnología en el futuro? Nadie lo sabe a ciencia cierta pero creo que todos estamos de acuerdo en que tiene que ser para hacer un mundo mejor y no para dañar más el que ya tenemos.
A fines del siglo XIX, Sir William Preece, jefe de ingeniería de los Correos Postales Británicos, afirmó que sólo los norteamericanos necesitaban del teléfono, pero no los británicos, porque “tenían una gran cantidad de muchachos mensajeros”. Luego, hace más de medio siglo, preguntado por el invento de la televisión, Darryl Zanuck (un famoso productor de la 20th Century Fox) opinó que dicho aparato sólo duraría en el mercado unos seis meses, dado que “la gente pronto se cansaría de mirar aquella caja todas las noches”. Estas increíbles afirmaciones, dichas en su momento por eminentes expertos, no deben sorprendernos. Detrás de estas subestimaciones, aquellos personajes sentenciaron implícitamente grandes verdades… ¿o es que la televisión o el teléfono eran necesarios para vivir?
Y es que muchos de los inventos tecnológicos tienen esa extraña característica de no ser necesarios, pero aún así da la sensación de que es bueno que existan. Así es ¿o a alguien le quedan dudas de que la gente en los ochentas vivía tranquilamente sin smartphones? Por supuesto que sí, y esta es la misma actitud que tenemos todos nosotros ante la llegada de nuevos productos tecnológicos en nuestro tiempo: empezamos en un inicio escépticos, luego pasamos a ser neutrales y finalmente nos sumamos a la ola de aquella maravilla tecnológica que tanto nos recomiendan nuestros colegas y amigos.
Desafortunadamente, este mismo proceso se reproduce también en el núcleo familiar. Es común tener en el hogar una invasión de productos de todo tipo asociados a actividades de ocio (consolas de videojuegos, televisores de alta definición, laptops, tablets, smartphones, etc.), generalmente más adoptados por los más jóvenes. Unas viejas estadísticas acerca de la televisión permanecen aún y no dejan de asustarnos: los niños pasan anualmente 1500 horas frente a la televisión (¡qué lejos está esto de aquella fallida predicción de Darryl Zanuck!) y 900 horas en el colegio; además, uno de cada tres niños disponen de un aparato de televisión en su habitación. En cuanto a los videojuegos, aproximadamente cerca del 30% de hogares con niños dispone de una videoconsola fija o portátil; si hablamos de Internet, un 90% de los jóvenes entre 15 y 24 años lo usa habitualmente; y alrededor del 80% de jóvenes tiene un teléfono celular.
Ante la tecnología que surge en el mercado, los padres de familia se enfrentan a la decisión de incorporarla o no, y muchos simplemente o han sucumbido a la presión social y la han adquirido, o han decidido (tal como los expertos mencionados al inicio) ignorarla por completo, desarrollando una especie de “tecnofobia”. Tanto en una posición como en la otra, el riesgo más grande es el desconocimiento. Es tan grave para un papá darle una tablet a un niño simplemente porque todos en su colegio tienen una, como no hacerlo simplemente por tecnofobia. Lo importante aquí es tener una reflexión, asumir una posición informada y con conocimiento de lo que se hace.
La informática se ha encargado de desarrollar los aparatos y
los programas que hoy nos han llevado a tener todo el conocimiento en la palma
de nuestra mano y acortar distancias con sólo tocar un botón, lo cual ha
repercutido tanto de manera positiva, como negativa en nuestras vidas.
Actualmente estamos viviendo una gran revolución de la
información sin darnos cuenta y sin conocer totalmente la tecnología que nos
rodea. Nuevos cambios hacen que tengamos que actualizarnos constantemente en
conocimientos relacionados con las nuevas tecnologías.
Las personas, tanto las que están estudiando como las que ya
han finalizado su etapa de aprendizaje, tenemos la obligación de conocer cada
vez más sobre el funcionamiento de las nuevas tecnologías. ¿Por qué?, realmente
si queremos competir en un futuro en un mercado laboral como en el que nos
encontramos hoy en día es fundamental estar actualizado.